jueves, 15 de octubre de 2015

Los valores cooperativos en nuestras aulas



Muy probablemente todos, en algún momento de nuestra vida, hemos participado en algún tipo de trabajo que implica la interacción con personas de distintas ideologías, para lograr cumplir objetivos comunes. Generalmente una o dos personas del grupo resuelven la tarea, mientras que los otros miembros, los cuales se consideran como “no aptos” para realizarlo, se encargan de transcribir e imprimir el informe o asumir los gastos del trabajo, y así se ganan el “derecho” de escribir sus nombres como autores(as) de la labor realizada. ¿Verdad que este escenario es muy común en todos los niveles de educación? Y entonces, ¿Cómo podemos crear escenarios de enseñanza-aprendizaje para poner en práctica los valores cooperativos en nuestras aulas?

La cooperación supone algo más que la colaboración; detrás de la cooperación hay valores fundamentales como el respeto mutuo por las diferencias, la solidaridad, la tolerancia, la responsabilidad en las tareas que debemos realizar. Otro aspecto que hay que mencionar, es que muchas veces pensamos que se garantiza el trabajo cooperativo cuando asignamos a nuestros estudiantes trabajos en grupo. Esto no es así de sencillo.

También, cabe destacar que no puede haber cooperación en nuestras aulas si se excluyen de ella a los que son “diferentes” o poseen “poca capacidad”, es decir, si el aula no es inclusiva. Como dice el documento de Trabajo Cooperativo como Metodología para la Escuela Inclusiva “El aprendizaje cooperativo se presenta como una de las herramientas que pone en marcha y desarrolla la transmisión de estos valores indispensables para la vida en sociedad, una sociedad diversa en cuanto a aptitudes, creencias y culturas” (Fundación MAPFRE). 

Igualmente, para que florezcan los valores cooperativos se requiere de la planificación de la clase, el docente debe decidir qué materiales serán necesarios para que los alumnos trabajen en forma cooperativa, cómo se van a conformar esos grupos, qué roles se van a asignar, cómo debo acondicionar el aula para mantener la disciplina y facilitar el acceso a cada uno de los grupos de trabajo. También, hoy existen algunas técnicas que favorecen el trabajo cooperativo como la tutoría entre iguales, rompecabezas, grupos de investigación o trabajo por proyectos, equipos Cooperativos y Juegos de Torneo (TGT), equipos cooperativos e individualización asistida (TAI) (R, 2011), entre otras.

En el trabajo cooperativo el aprendizaje es compartido y asumido como equipo, de manera integral, valiendo y valorando todos los aportes, dándole seguimiento, desde dentro del equipo, a los avances que se van logrando en cada uno(a) de sus integrantes, es decir, para poner en práctica los valores cooperativos en nuestras aulas, debemos lograr un aprendizaje cooperativo que genere una interdependencia positiva, donde florezcan valores como la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, el respeto, el compromiso propio y con los demás miembros del equipo. Es como armar un rompecabezas donde cada persona posee un fragmento y todos debemos trabajar para lograr ensamblar el escenario completo, tomando en cuenta que mientras se arma la escena se practican y van floreciendo los valores cooperativos.

Además, es esencial que los alumnos promuevan el aprendizaje de los demás, “uno para todos y todos para uno”, el alumno alcanza su objetivo si, y sólo si, los demás también consiguen su objetivo (Fundación MAPFRE). Requiere que los miembros del grupo tomen decisiones, entiendan bien el “norte” del proyecto, se ganen la confianza de los compañeros, sepan comunicarse y manejar los conflictos que se presenten y deben sentirse motivados a hacerlo. 

En resumen, vemos que para obtener valores cooperativos se necesita del trabajo grupal, pero además necesita también otras características que permitirán desarrollar un trabajo realmente cooperativo. Entonces, en tu aula, ¿Qué hace falta? ¿Qué podemos mejorar?



Webgrafía

Fundación MAPFRE. (s.f.). El Trabajo Cooperativo como Metodología para la Escuela Inclusiva. Obtenido de http://www.orientacionandujar.es/wp-content/uploads/2013/06/El-Trabajo-Cooperativo-como-Metodolog%C3%ADa-para-la-Escuela-Inclusiva.pdf

R, C. D. (28 de Julio de 2011). Técnicas de Aprendizaje Cooperativo. Recuperado el 9 de Octubre de 2015, de http://blogsoloeducacion.blogspot.com/2011/07/tecnicas-de-aprendizaje-cooperativo.html


Velde, H. V. (2 de Febrero de 2014). Trabajar en grupo y trabajo cooperativo en educación. Obtenido de http://www.otromundoesposible.net/secciones-historicas/educacion-social/trabajar-en-grupo-y-trabajo-cooperativo-en-educacion

domingo, 11 de octubre de 2015

Involucrar a los padres de familia en el proceso enseñanza-aprendizaje


Buenos días, creo que una de la limitaciones en mi zona es el grado de escolaridad que poseen los padres de familia. Un alto porcentaje solo poseen el sexto año de escuela. Esto, a mi parecer, dificulta que sientan la confianza para involucrarse en los trabajos de sus hijos(as).
A mi colegio llegan en forma masiva los padres de familia cuando hay entrega de notas, reuniones por asuntos de becas de transporte o del IMAS. Esa es mi realidad. 
Gracias a espacios como el Festival de las Artes (FEA) o las Ferias de Ciencia y Tecnología (FCyT) hemos logrado que lleguen a observar las obras artísticas y las investigaciones que desarrollan nuestros alumnos, sin embargo no es tan numerosa la asistencia de los familiares a estos eventos.
Para involucrar a los padres o la comunidad debemos buscar temas de intereses comunes donde los alumnos puedan aprender ejecutando proyectos que beneficien a las comunidades o directamente a las familias, como por ejemplo el Programa Bandera Azul Ecológico, proyectarse a crear una comunidad ecológica donde se separen desechos y se pueden elaborar tarjetas, macetas, lámparas, bolsos, muchos artículos a partir de cosas que se pueden reutilizar y que generalmente botamos; otro ejemplo es usar los desechos orgánicos para la fabricación de abono y fomentar la agricultura orgánica (en mi zona la mayoría de padres son agricultores). O trabajar desarrollando un plan de emergencias en cada comunidad, se identifican rutas de evacuación, cuáles son los desastres más comunes realizando entrevistas a los abuelos, entre otras cosas. 
También, hay algunos temas que están en los programas de estudio que involucran directamente a la familia; por ejemplo en el idioma inglés he visto a la compañera desarrollar material como el árbol genealógico y ella le solicita a sus alumnos que tomen fotos por medio de los celulares o tabletas de sus familiares, que hagan videos, etc.
Otro factor importante es mejorar los mecanismos de comunicación con los padres de familia, por cierto me recomendaron un programa que se llama REMIND. Sirve para que el profesor pueda estar en contacto con el padre, enviando mensajes de texto o correos electrónicos, sin necesidad de brindarle datos personales como el número de celular y sin estar integrándolo en alguna red social u otras formas donde se pierde la privacidad del docente. Les dejo el link de su página web  https://www.remind.com/. No lo he probado, espero ahora en noviembre compartirlo con mis colegas de mi centro educativo, pero fue altamente recomendado. En youtube pueden buscar acerca de este software y ver cómo se utiliza. Investiguen colegas. :) Les comparto este video.


Espero le saquen provecho. Se puede instalar en dispositivos móviles, tabletas o usar directamente desde la página web (es el link que les dejé arriba).
En resumen, me parece que es ya necesario que se involucren los padres en el proceso enseñanza-aprendizaje, sí se puede, y la forma sería buscando temas de intereses comunes y mejorando los mecanismo de comunicación entre padres y profesores.
 Saludos.

jueves, 8 de octubre de 2015

Decálogo del profesor en el aula.


Buenas, 
les adjunto una imagen que realicé después de leer el documento 20 claves para la educación del 2020



Antes de hablar sobre cómo cambiar nuestras prácticas en la enseñanza, debo describir mi realidad. Primero, yo nací en el 1978, tengo 37 años, soy de la generación X (¿Hombre X? :D). Me gradué en el TEC como ingeniero en sistemas y nuca pensé que iba a trabajar de esta forma en el ámbito educativo. Fui formado bajo el modo magistral. En el año 2006 entré a trabajar en el Colegio Académico República de Italia, de San Vito de Coto Brus.

Este colegio pertenece al Programa Nacional de Innovaciones Educativas, en el año 2010 logramos tener por primera vez Internet ADSL de 1 MB para todo el colegio; hoy apenas tenemos 4 MB para más de 150 dispositivos electrónicos que a duras penas logran conectarse diariamente a la Wifi de nuestro centro educativo.

En el Simposio de Calidad de la Educación, celebrado en las instalaciones de la UCR, y me encuentro con la sorpresa de que es una realidad nacional, que los profesores (inmigrantes digitales) y nuestros alumnos (nativos digitales) utilizan todos estos recursos de las TIC solo para "asuntos personales", es decir, correo, redes sociales principalmente y realizar búsquedas en Google. Por cierto, cuando un profesor o maestro deja una tarea, lo que hace el estudiante es utilizar la combinaciones de teclas “Ctrl+X” y “Ctrl+V” (cortar y pegar) para "crear" su investigación, muchas veces después de realizar una "profunda" búsqueda en "San Google" (toman el primer resultado de la búsqueda y con eso realizan el trabajo).

Debemos tomar el decálogo del profesor en el aula para crear clases que permitan el trabajo cooperativo, que inviten a asimilar los contenidos, a formar jóvenes y niños(as) para que sean verdaderos ciudadanos digitales que publiquen sus trabajos, los compartan por medio de Blogs, Wikis, etc. Para mí el documento analizado, 20 claves educativas para el 2020, nos regala muchos "tips" del sendero que debemos tomar para sacarle provecho a estas herramientas y crear verdaderos escenarios de enseñanza-aprendizaje, evaluando las competencias necesarias para que nuestros estudiantes sean hombre y mujeres con valores y destrezas sociales adecuadas para esta era digital.